Acaso el que un espermatozoide tuyo fecunde un óvulo de una mujer, ¿te da derecho a llamarte padre? El que una mujer lleve una pipa creada por ti durante 9 meses, ¿te da derecho a llamarte padre? El que nazca un niño que lleve tus genes, ¿te da derecho a llamarte padre? Estás más equivocado que los meteorológos siguiendo la trayectoria de Erika.
Ser padre conlleva mucho más que "preñar a una gata", que pasar una pensión o que simplemente esa criatura se parezca a ti. Ser padre significa sufrir. Sí, significa sufrir los embates de la vida con tal de que esa criatura tenga lo necesario para vivir. Significa gozar. Sí, gozarte cada uno de sus logros, pero más importante aún, saber que fuiste parte de ellos. Ser padre significa insomnio. Sí, porque no sólo se pierde el sueño trabajando. También perdemos el sueño pensando cómo haremos para darle a nuestros hijos lo que ellos necesitan. Lo perdemos estudiando con ellos, cuidando sus sueños, jugando con ellos, llevándolos al cine, esperando a que salgan de una fiesta. Perdemos el sueño esperando a que lleguen de la calle porque nos preocupa que lleguen con bien. Y la mejor forma de perder el sueño es estando pendiente a darle sus medicinas cuando están enfermos y velar que ande todo bien durante la noche.
Tener una pinga con dos huevos solo te hace un macho porque ese instrumento, no importa lo grande o pequeño que sea, ni define hombría ni paternidad. Más huevos tiene una madre que no espera nada de ti y se dedica en cuerpo y alma a sacar a sus hijos adelante. Más bolas tiene esa madre que se va a trabajar día y noche porque la pension que tu pasas, que crees que resuelve todo en un hogar, simplemente es un pequeño complemento a lo que necesita ese niño para llevar una vida como se merece, y que conste que los lujos se los debe a su mamá. Esa mujer es más hombre que tú. Esa es más padre que tú. Y aquel hombre que llega y sin ser sus hijos se desvive por ellos y los hace parte de sus preocupaciones, sus responsabilidades y sus prioridades, ese es un PADRE en letras mayúsculas.
Si vas a traer hijos a este mundo por el sólo hecho de decir que tuve un hijo, que te regalen el Día de Padres o que alguien te pida la bendición mejor trágate los espermatozoides y bájalos con agua para que no te ahogues.
¿Quién te da derecho a llamarte padre?¿Tus amigos a quienes les metes la feca de que eres el gran padre?¿O la mujer que estás enamorando ahora que quieres cegarla como a otras haciéndote Super Papá? Nadie te da derecho a llamarte padre porque lamentablemente para ti, los requisitos eran muchos y tú no llenaste ni el primero. Esa palabra te queda muy grande.
sábado, 29 de agosto de 2015
viernes, 28 de agosto de 2015
En tiempos de tormenta
Hace unos días se viene hablando de la posibilidad de que una tormenta azote a nuestra isla. Hablaron de Danny y de Erika, pero ninguna quiso entrar de lleno a nuestra isla.
El hablar de la llegada de la llegada de estos fenómenos, me trae dos nombres a la mente: Hugo y Georges. A pesar de todo el daño causado por estos a Puerto Rico, yo los recuerdo jocosamente, y todo gracias a mi familia.
Recuerdo de Hugo, el caerse la marquesina de aluminio de mi casa. Pero mi mayor recuerdo es ver a mi abuelo decirme que le echara en un vaso un poco de aquel jugo de frambuesa, que en realidad era fruit punch. Recuerdo aquel rosario que hizo mi abuela mientras Nelson dormía en el piso y parecía que estaba muerto y le estábamos rezando. Mi abuela con la maleta llena de batas y Nelson decirle que si iba a refugiarse o si iba de luna de miel. Y recuerdo a mi abuelo poner un radio que le habían regalado como con 60 casettes en la bañera de su casa tapado con las cortinas de baño. Todo un personaje mi abuelo en tiempo de huracán.
De Georges nunca olvido a mi tía Fita quitarse la blusa mientras estaba sentada al lado de la ventana de casa de mis abuelos, mientras mi abuelo asustado le decía que se saliera de allí que esa ventana podía ceder. Mi abuelo acabó con las galletas en una noche pues su único plan de contingencia al otro día era dormir. Y jamás olvidaré aquel momento en que mi abuelo se quedó dormido y llegó mi tío en la patrulla a dar una ronda a la familia y cuando mi abuelo despertó y vio aquel reflejo del biombo dentro de la casa salió gritando: "Ese animal se metió aquí". Jajajajajajajajaja. Nunca olvidaré aquel episodio. Aún lo recuerdo y tengo que resistir las ganas de hacerme el número uno encima. Había que verlo.
Siempre recuerdo a mi abuelo gratamente y con mucho amor, pero en tiempo de tormenta es cuando más me vienen a la mente sus ocurrencias.
El hablar de la llegada de la llegada de estos fenómenos, me trae dos nombres a la mente: Hugo y Georges. A pesar de todo el daño causado por estos a Puerto Rico, yo los recuerdo jocosamente, y todo gracias a mi familia.
Recuerdo de Hugo, el caerse la marquesina de aluminio de mi casa. Pero mi mayor recuerdo es ver a mi abuelo decirme que le echara en un vaso un poco de aquel jugo de frambuesa, que en realidad era fruit punch. Recuerdo aquel rosario que hizo mi abuela mientras Nelson dormía en el piso y parecía que estaba muerto y le estábamos rezando. Mi abuela con la maleta llena de batas y Nelson decirle que si iba a refugiarse o si iba de luna de miel. Y recuerdo a mi abuelo poner un radio que le habían regalado como con 60 casettes en la bañera de su casa tapado con las cortinas de baño. Todo un personaje mi abuelo en tiempo de huracán.
De Georges nunca olvido a mi tía Fita quitarse la blusa mientras estaba sentada al lado de la ventana de casa de mis abuelos, mientras mi abuelo asustado le decía que se saliera de allí que esa ventana podía ceder. Mi abuelo acabó con las galletas en una noche pues su único plan de contingencia al otro día era dormir. Y jamás olvidaré aquel momento en que mi abuelo se quedó dormido y llegó mi tío en la patrulla a dar una ronda a la familia y cuando mi abuelo despertó y vio aquel reflejo del biombo dentro de la casa salió gritando: "Ese animal se metió aquí". Jajajajajajajajaja. Nunca olvidaré aquel episodio. Aún lo recuerdo y tengo que resistir las ganas de hacerme el número uno encima. Había que verlo.
Siempre recuerdo a mi abuelo gratamente y con mucho amor, pero en tiempo de tormenta es cuando más me vienen a la mente sus ocurrencias.
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